Archivo de Enero de 2009

SUBIDA AL PICO DE VILO Y SENDERO DE LAS MORILLAS

Martes, 20 de Enero de 2009

El sábado, 17 de enero, teníamos ruta del Grupo de Montaña en Alfarnate (Málaga), pueblo situado en pleno Arco Calizo Central y que se autotitula “Pirineos de la Costa del Sol”. La verdad que montañas no faltan en sus alrededores. Salimos de Dos Hermanas y en Alcalá de Guadaira tomamos la A-92 hasta Lora de Estepa donde desayunamos. Seguimos por la A-92 y en Antequera cogemos la autovía de Málaga. En el Puerto de las Pedrizas nos salimos en dirección a Colmenar. Antes de llegar a este pueblo nos metemos (a la izquierda) por la desviación hacia Alfarnate. Pronto vimos los espectaculares peñones del Alto del Fraile, Doña Ana y el Tajo de Gomer. A sus pies Alfarnatejo y detrás asomaba la Sierra de Enmedio de Alfarnate donde está el Pico de Vilo. Al Tajo de Gomer (el de la derecha) ya habíamos subido en otra ocasión. Llegamos a Alfarnate y preguntamos por el polideportivo, lugar de inicio de la ruta de subida al Pico de Vilo. Aparcamos en la Plaza de Andalucía y salimos caminando por un paseo entre pinos después de pasar una valla en recodo.  Dejamos el Polideportivo a la izquierda y continuamos por una pista que sube hasta unas antenas y un repetidor de TV. En pocos minutos empezamos a tener calor y a sobrar ropa.  Con las revueltas de la pista pronto ganamos altura y dejamos abajo a Alfarnate. Después de un kilómetro llegamos a las antenas y vimos un poste con indicaciones. Al Pico de Vilo marcaba 90 minutos. Ahora veíamos el pueblo de Alfarnatejo y más a la derecha el Chamizo (1.637 m), cumbre de la Sierra del Jobo y de la zona. José Manuel posó para la posteridad.  De allí sigue bordeando el Morrón del Gallo una pista en la dirección que teníamos que seguir. Paco G. y Manolo R. deciden ir por la cuerda, los demás seguimos las pista subiendo poco a poco y disfrutando de las vistas a pesar de haber algo de bruma.  Después de unos tres kilómetros la ancha pista, que parece nueva, se acaba y nos metemos por un sendero que sube por la izquierda.  Al poco el sendero se introduce en un pinar y llegamos a una antigua era que está en una especie de collado. Estamos en la cuerda y tenemos vistas al otro lado de la sierra.  En este punto se nos une Paco G. y Manolo R. que han cresteado por el Morrón del Gallo. Ahora el sendero sigue por el pinar donde quedan restos de la nieve caída el fin de semana pasado. Tenemos que saltar una portilla y seguimos a la izquierda de una alambrada.  Salimos del pinar a una zona rocosa, allí un poste de señales nos confirma que vamos por el buen camino. En unos minutos subimos un último repecho dejando abajo a los peñones antes citados que ahora vemos desde arriba.  Y al llegar a la cumbre nos encontramos la agradable sorpresa de ver la cima nevada de La Maroma (2.066 m) asomando entre una corona de nubes. El vértice geodésico del Pico de Vilo (1.415 m) esta situado sobre un peñasco que corona una pequeña meseta donde pastan algunos caballos entre manchones de nieve. Dos horas hemos tardado en llegar desde Alfarnate superando algo más de 500 m. Todavía estaremos media hora más haciendo fotos y disfrutando de las vistas, incluida Sierra Nevada. Sobre la una de la tarde emprendimos la bajada y todavía tuvimos que pararnos un par de veces para recrearnos con los paisajes.  En pocos minutos llegamos a la era y allí debatimos si bajar por el mismo sendero de subida o hacerlo por la cuerda. Paco G. que ha subido por la cuerda se ofrece a guiarnos y la mayoría le seguimos, un pequeño grupo decide volver por el sendero porque hay alguno que tiene molestias en las rodillas.  Vamos subiendo sin sendero buscando el mejor camino entre las rocas hasta llegar al Morrón del Gallo.  Allí hacemos una parada para volver la vista y ver el Pico de Vilo, donde hemos estado un rato antes, y La Maroma que ahora se ve más despejada de nubes.  Unas fotos y empezamos a bajar de nuevo cuidando de nos resbalar porque las rocas están humedas.  Pronto vemos a Alfarnate 400 m más abajo. El cielo empieza a cubrirse de nubarrones, veremos a ver si al final…  La bajada se va haciendo más empinada y abrupta, ya vemos las antenas donde hemos quedado con el otro grupito.  Sobre las dos y media nos juntamos todos en las antenas y nos comemos los bocadillos. Allí estaremos una media hora.  Después de esta parada iniciamos el sendero de Las Morillas que parte de allí mismo. Así alargaremos un poco la ruta y volveremos a Alfarnate rodeando el Morrón de Mal Infierno.  Este sendero baja hasta las ruinas del cortijo Lagar de Olmedo, pero se ve que cogimos un atajo por uno de los muchos senderos de cabras que había por allí y lo dejamos a un lado. Pronto dejamos arriba el Morrón de Mal Infierno.  Volvemos a encontrar las balizas del sendero cerca del río Alfarnate. Ahora continuamos por su orilla izquierda (orográfica) y pasamos cerca de un antiguo molino de aceite que está en la orilla derecha.  Llegamos hasta la misma orilla del río y vemos un cartel que nos indica que si lo cruzamos podemos llegar a la Venta de Alfarnate en pocos minutos. Nosotros seguimos el sendero que ya iremos a la venta a la vuelta.  El último kilómetro lo hacemos por un camino empedrado entre muros de piedra y rodeado de quejigos que ahora están sin hojas.  Entramos en el pueblo por Pozo Rincón y llegamos a los coches poco antes de las cuatro de la tarde. Después de quitarnos las botas nos vamos a la Venta de Alfarnate para tomar café. Esta venta presume de ser la más antigua de Andalucía, ya que data del siglo XIII.  Durante sus muchos años de vida ha conocido cantidad de sucesos relacionados con el bandolerismo, como ejemplo el que relata un azulejo que hay en la fachada. Y así terminó la primera ruta montañera del año 2009 para ir entrando en faena poco a poco.

La ruta realizada de amarillo.                                                                  Joaquín P. A.

SIERRA DEL CASTILLÓN

Miércoles, 14 de Enero de 2009
Con temperaturas  muy bajas  amanece el domingo 11 de Enero.  Nos vamos hasta Cuevas del Becerro, pequeño municipio malagueño. Tiene unos dos mil habitantes y sobre él se conservan pocos datos históricos, entre ellos  el que recoge la fecha de su conquista por Alfonso XI de Castilla en el año 1330, durante  su segunda campaña contra los musulmanes. Se trata hoy de subir hasta la Sierra del Castillón. Desayunamos en La Piedra de Montellano. La tranquilidad de la venta se ve turbada por nuestra llegada. ¡Somos cuarenta y siete!. Cumplida la liturgia del desayuno : café, tostadas, ¡ no, medio mollete y una rebanada ! ¿qué le pone?, el cortado que sea con sacarina, pásame el aceite, un vaso de agua por favor, ¿se cobra?, ¿no tiene un billete más pequeño? …Seguimos camino hacia Ronda. Los campos helados se suceden a los lados de la carretera  mientras  las temperaturas  oscilan alrededor de los cero grados. En Ronda tomamos la carretera en dirección a Campillos . A unos 20Km está Cuevas del Becerro. Aparcamos al lado de la gasolinera y comenzamos a caminar.

A la salida del pueblo los aceituneros se afanan  en  su trabajo. Antes mulos, sacos para las aceitunas y varas de castaño para varear. Hoy todo-terrenos y vibradoras que ,entre el ruido y el meneo que les dan, a buen seguro  acaban de despertar a los viejos olivos que, a hora tan temprana, todavía andan en la tarea de desperezarse. Un aceitunero mira, entre curioso y sorprendido ,nuestra procesión : gorros de lana en  vez de capirotes, bufandas por antifaces y bastones por cirios . Recordando a aquel famoso torero puede que esté pensando  aquello de “¡Hay gente pa to!” que contestó cuando al preguntar por el oficio de Ortega y Gasset le  dijeron que era “pensador” . El camino trascurre en suave pendiente a resguardo de los farallones rocosos de la sierra y el grupo  se vuelve a veces larga fila que luego se rompe y más tarde vuelve a recomponerse. Dejamos los olivares entre los que vemos algún pinsapo que reivindica sus antiguos territorios y acometemos una subida un poco más empinada por una depresión que se abre entre las Sierras del Castillejo y del Castillón.

Enseguida entramos en calor y empieza a sobrar ropa. Poco a poco vamos ganando altura hasta que, caminando por lapiaces  bastante erosionados  llegamos a la  modesta cima. Nos asomamos a los cortados que hacen de límite entre la sierra y las tierras de labor. Cuando todo el grupo ya está arriba nos hacemos las fotos correspondientes.
Luego una parte decide pedrusquear un poco por las crestas y los demás bajamos por el mismo camino hasta retomar el sendero que rodea  la sierra. Los lirios florecidos se resguardan  como pueden del frío y nosotros andamos durante un rato por la antigua carretera de Ronda  , ya sólo de uso agrícola. Fuera  ya del alquitrán cruzamos arroyos  a los que, sin habernos hecho nada, agujereamos con la punta de los bastones para comprobar el grosor de los cristales de hielo.
Llegamos a una cadena y nos internamos por medio de las “hilás” que forman,  disciplinados, los viejos olivos. Se les ve algo inquietos y manotean  moviendo sus tallos al compás de la brisa. Esperan que el violento frenesí de las vibradoras les saque de su plácida  monotonía y los descarguen de las aceitunas que, maduras, cuelgan de los tallos para delicias de los zorzales.
Continuamos por caminos agrícolas embarrados  por las recientes lluvias y dejamos a la derecha un pozo de blanco brocal lleno hasta arriba. El agua se derrama  sin prisas y   un poco más adelante se hiela. Tiene el aspecto de  aquellos ríos  que hechos  con  el “orillo”  que envolvía las tabletas de chocolate, serpenteaban por los belenes. Tomamos ahora una pista que desciende en busca del pueblo. Poco antes de la entrada  nos reencontramos  con el grupo que subió a  pedrusquear y paramos en  el Área Recreativa del Nacimiento. Hay árboles, acequias, bancos, mesas…el lugar es agradable.

Allí nace el río Carrizal  tributario del Guadalteba. Echamos un vistazo a los carteles informativos que hablan de los restos de un poblado neolítico y de los “resbalaeros”, grandes losas lisas, pero no laxas, que si estuvieran en Portugal serían lusas. Eran usadas como toboganes por la chiquillería  cuando  todavía se navegaba por las calles  en vez del ciberespacio y se quedaba en las plazas y parques y no en los “mesenyers” y los “tuentis” .
Oyendo el  murmullo del agua que baja por las acequias llega la hora de descargar las mochilas del peso de las viandas.
En un rato el sol se pone detrás del cerro y de nuevo empieza a hacer frío. Tras la comida un café y  nos vamos hasta los coches. En la diáspora  subsiguiente  se deshizo la procesión y, cada cual tiró  por donde mejor le convino. Por cierto, en la mencionada procesión, Joaquín  ejerció de portador de la cruz de guía y Rufino  fue de penitencia tras el paso-palio.

© Ateku-09

SUBIDA AL CHAMIZO

Martes, 13 de Enero de 2009

CLUB DE SENDERISMO “SEÑAL Y CAMINO” – DOS HERMANAS (SEVILLA)
CUMBRE DEL CHAMIZO (20-12-08)
Por Juan Ángel Vidal Buitrago
A las ocho de la mañana, en la parada de los bomberos de Dos Hermanas, seis miembros del club se disponen a partir con rumbo a la localidad malagueña de Villanueva del Rosario. El día se presenta despejado y la temperatura es baja, en torno a los 8ºC. Tomamos la A-92 dirección Málaga. El desayuno la hacemos en “El Polvorón”, en Estepa. A la altura de Colmenar nos desviamos por la A-92M. Poco después tomamos la A-7203 que nos lleva directamente hasta esta blanca población. Y todo, para disfrutar de esta hermosa zona formada principalmente por calizas del Jurásico, en el punto más alto, El Chamizo (1.641 m.a.), ponemos el punto de mira hoy, cumbre a la que algunos montañeros llaman “El Lucero” malagueño.
El Chamizo se encuentra en la axarqueña Sierra de Camarolos, que forma parte del arco calizo que divide en dos a la provincia de Málaga, que junto con las Sierras de Jobo y San Jorge, pertenecientes a la Dorsal Bética, comparten las comarcas de Antequera y la Axarquía.

A las ocho de la mañana, en la parada de los bomberos de Dos Hermanas, seis miembros del club se disponen a partir con rumbo a la localidad malagueña de Villanueva del Rosario. El día se presenta despejado y la temperatura es baja, en torno a los 8ºC. Tomamos la A-92 dirección Málaga. El desayuno la hacemos en “El Polvorón”, en Estepa. A la altura de Colmenar nos desviamos por la A-92M. Poco después tomamos la A-7203 que nos lleva directamente hasta esta blanca población. Y todo, para disfrutar de esta hermosa zona formada principalmente por calizas del Jurásico, en el punto más alto, El Chamizo (1.641 m.a.), ponemos el punto de mira hoy, cumbre a la que algunos montañeros llaman “El Lucero” malagueño.El Chamizo se encuentra en la axarqueña Sierra de Camarolos, que forma parte del arco calizo que divide en dos a la provincia de Málaga, que junto con las Sierras de Jobo y San Jorge, pertenecientes a la Dorsal Bética, comparten las comarcas de Antequera y la Axarquía.Llegamos al pueblo de Villanueva del Rosario, atravesamos el núcleo urbano con dirección a la Ermita de la Virgen del Rosario, donde se encuentra el mirador del Hondonero. Continuamos por la pista hasta la Dehesa de Hondonero (970 m.a.), donde buscamos un sitio adecuado donde aparcar los coches y equiparnos. Indicar que cerca de este lugar parte un carril que, atravesando la Sierra, lleva a los pueblos de Alfarnate y Alfarnatejo.
La Dehesa de Hondonero estuvo formada en el pasado por bosque mediterráneo. En la actualidad está constituida principalmente por pino carrasco de repoblación y un sotobosque bastante reducido formado por matorral mediterráneo con especies como la aulaga, cornicabra o espino negro, gran variedad de herbáceas y acompañados también con algunas especies aisladas de quejigos y encinas repartidas por sus laderas, siendo además un buen lugar para los amantes de las setas.

Una vez estiradas las piernas y cargadas las espaldas, empezamos nuestro camino por una pista en buen estado con suave pendiente ascendente. El día es fresco y el sol brilla sobre nuestro objetivo. Tras las lluvias y nevadas de la semana pasada la atmósfera está muy limpia, lo que nos permitirá disfrutar ampliamente de los paisajes que en breve comenzaremos a divisar.

Una media hora después del inicio de la ruta, y no sin “trochar” en un par de ocasiones, llegamos a una verde explanada (1.205 m.a.), lugar donde hacemos una breve parada para saborear las impresionantes panorámicas de estas sierras que se unen con las Sierras de Villanueva del Trabuco, San Jorge y Sierra Gorda.
Hasta ahora la subida ha sido por pista y con una suave pendiente. Hacia adelante observamos la magnitud del desnivel que tenemos que afrontar. También observamos que el paso por donde tenemos que subir tiene bastante nieve, debido a la orientación norte que posee y por tanto al poco sol que ha recibido desde las nevadas de la semana pasada.
Tras la breve pausa comenzamos la ascensión. El inicio lo hacemos por un camino carretero. La presencia de nieve es abundante y en el camino hay bastantes placas de hielo, por lo que hay que subir con sumo cuidado, apoyándonos en piedras, raíces, hierbas, etc.. para evitar resbalar. Tras algún que otro resbalón, llegamos a una alambrada metálica con postes de madera. Ésta será nuestra guía para la fuerte ascensión que se nos avecina.

A partir de aquí el camino desaparece, el sendero se hace prácticamente inexistente, más aún por la presencia de mucha nieve. A más de uno le hubiera gustado tener un par de crampones en su mochila. La subida hay que hacerla un poco por libre, siempre a la izquierda de la alambrada. La pendiente en este tramo es elevada y tenemos que usar con destreza nuestros bastones, manos y piernas para salvar tanto desnivel sin perder el equilibrio. En algunas ocasiones incluso tenemos que echar mano a la alambrada como asidero para ayudarnos en la ascensión. Este tramo hay que hacerlo con mucho cuidado, ya que la presencia de hielo y nieve podrían ocasionar un trágico resbalón.
Una vez que hemos superado el tramo de la alambrada, la atravesamos y nos desviamos hacia la derecha, ya en dirección a la cumbre. Continuamos la ascensión entre piedras y matorrales, siempre sobre nieve. Pasamos por un coladero entre dos grandes masas rocosas siguiendo el rastro de los hitos en el suelo. Hacemos una nueva pausa para recuperar el aliento antes de afrontar la última subida. Desde este punto las vistas son maravillosas. Nuestras retinas están captando unas imágenes difíciles de olvidar.
Continuamos el ascenso dirigiéndonos hacia un paso natural en la cresta de la sierra, a la izquierda del Chamizo. Una vez alcanzada la cresta podemos contemplar por primera vez el paisaje al otro lado de la montaña. La pared vertical que tenemos a nuestros pies es de órdago.
A partir de ahora hay que ir “campo a través” por la crestería. Son apenas 150 metros. El sol ha derretido la nieve. Las rocas tienen buena adherencia y el camino hacia el Chamizo es casi un juego de niños al lado de lo que ya hemos pasado. La crestería forma una especie de balcón para contemplar el paisaje que se regala como premio al esfuerzo realizado.

A las 13:30 hacemos cumbre sin ningún percance. En total la ascensión nos ha llevado unas dos horas. Nos hacemos las fotos de rigor, firmamos en el buzón existente y nos comemos el bocata.
Desde la cumbre se aprecia la Sierra del Torcal y la Sierra Chimenea, con su pico El Camorro. También divisamos la Maroma, el pantano de la Viñuela, la vega de Antequera, los Montes de Málaga, Alfarnate, Alfarnatejo, Río Gordo, Colmenar, Casabermeja, Vélez-Málaga y por supuesto la impresionante Sierra Nevada, completamente cubierta de nieve.
Sobre las dos de la tarde comenzamos el descenso por “la canal” con dirección a la alambrada. En este tramo las rocas se tornan literalmente en cortantes, colocadas como afilados y grandes cuchillos, acompañadas de algunas plantas que tapan profundos agujeros a modo de trampas, más aún por la presencia de nieve. Todo equilibrio era poco para salvar esta zona, realizando algún que otro destrepe dificultoso.
Una vez en la alambrada, y en vista de la peligrosidad del tramo y de la temprana hora, el coordinador del grupo decide evitar bajar por esta zona. Todos estábamos de acuerdo en alargar un poco la ruta de regreso para explorar un poco más esta sierra. Por tanto, en vez de bajar por la zona de la alambrada, subimos hacia un paso natural existente un poco más arriba. Una vez en el paso, las vistas eran fantásticas. Un pequeño valle completamente nevado al ser estrecho y no recibir apenas luz directa del sol.
Bajamos por este valle abriéndonos paso sobre la nieve “campo a través” por la mejor zona que nuestro juicio podía elegir. Tras media hora de bajada giramos a la izquierda para bordear la roca y comenzar la subida, esta vez siguiendo un sendero marcado en el que, aunque había presencia de nieve, lo más abundante era el barro. Una vez arriba solo nos quedaba hacer un gran descenso “campo a través” entre rocas hasta alcanzar el camino carretero que nos llevaría de vuelta a los coches. La presencia de un par de cabras monteses en la cresta parecía despedirnos hasta otra ocasión.

Distancia Altura mín. Altura máx. Asc.Acumulado Des.Acumulado Pendiente máx. Pendiente mín.
9.6 kms 982 m 1620 m 790 m 790 m 54.1 % - 40.4 %