Archivo de Enero de 2011

CERRO CASCAJARES (SIERRA DE LAS NIEVES)

Miércoles, 19 de Enero de 2011

El domingo 16 de enero hicimos con el club una ruta que nos llevó al límite del Parque Natural de la Sierra de las Nieves, al Cerro Cascajares. Coordinadores: Manuel Sánchez y Manuel Hidalgo.

Entramos por la pista habitual que va al Cortijo de los Quejigales desde la carretera de Ronda a San Pedro de Alcántara. Después de recorrer unos dos kilómetros llegamos a una bifurcación donde hay que atravesar el arroyo de la Fuenfría, allí aparcamos los coches en una llanito que hay a la izquierda. Hoy vamos un numeroso grupo de más de 50 personas.

Dejamos a la izquierda la pista de Quejigales y seguimos la de la Fuenfría con el Cerro de los Madroñales a nuestra derecha. El día se presenta casi primaveral, claro, despejado y sin viento.

Después de un rato caminando por la pista (es apta para vehículos) llegamos a la altura del cortijo de la Fuenfría Baja, curiosamente por allí hay lo que parece un vivero de palmeras.

 Hacemos una parada de reagrupamiento y, cuando estamos todos, atravesamos el arroyo y nos dirigimos hacia una casa en ruinas, por detrás de ella sube un sendero, por él nos vamos metiendo en una larga hilera.

El sendero desemboca en una pista que va una cantera bastante grande. Las pista tiene una cadena para que no pasen vehículos.

Pasamos junto a una gran balsa de agua y una horrible cantera, por lo menos hoy no están trabajando y nos ahorramos el ruido y las posibles explosiones.

Dejamos a la derecha una pista que va a la cantera y seguimos por otra que sube al puerto del Robledal ganando bastante desnivel.

Llegamos al puerto del Robledal (1.300 m), ya llevamos unos 250 m de desnivel subidos y tenemos vistas al mar Mediterráneo que hoy se encuentra cubierto por un mar de nubes. Estamos situados justo donde se juntan las sierras blancas (calizas) con las rojas (peridotitas).

Sierra Bermeja asoma por encima del mar de nubes inconfundible con sus antenas en la cumbre del pico Reales, donde hay un pequeño pinsapar redescubierto por Boissier.

Después de un descanso empezamos a movernos de nuevo por un sendero que sale a nuestra derecha rodeando el cerro calizo, vamos camino del Cascajares.

Pronto vemos las dos cumbre gemelas del Cerro Cascajares, una de 1.411 m y la otra de 1.416 m, las Cascajeras. Hacia el collado que separa ambas cumbres nos dirigimos con intención de subir a la de la derecha, la más alta, donde está el vértice geodésico claramente visible ya.

Los últimos metros se suben sin sendero por un pedregal, pero se hace sin mayor problema. Pronto estamos en la cumbre disfrutando de las vistas que son excelentes en todas direcciones: Valle del Genal, Sierras de Grazalema, Sierra Palmitera, Torrecilla, etc. La pena es el mar de nubes que no deja ver el verdadero mar.

Para poder hacerse una foto en solitario en el vértice geodésico hay que esperar que la mayoría empiece a bajar, antes ya nos habíamos hecho la consabida foto de grupo.

Volvemos al puerto del Robledal por el mismo camino y ahora nos metemos en un senderillo entre las peridotitas que va hacia el Este buscando el Peñón del Robledal para no bajar por el mismo camino. Estamos sobre uno de los mayores afloramientos del mundo de este tipo de roca volcánica, la peridotita.

Sobre las dos de la tarde vamos llegando al Peñón del Robledal (1.379 m) y rápidamente sacamos los bocadillos, que ya el estómago se viene quejando desde hace rato.

Después de la comida tiramos para abajo por un pinar en busca de una pista donde giraremos a la izquierda para llegar a las ruinas del Cortijo de la Fuenfría Alta. A nuestra izquierda corría con agua el arroyo del Realejo.

En el Cortijo de la Fuenfría tuvo lugar en 1932 una gran tragedia protagonizada por el bandolero Francisco Flores Arrocha ayudado por su sobrino Pedro Flores Jiménez. Aquí mataron al primo de Francisco Flores, Salvador Becerra, que había comprado la finca que el ambicionaba, además, mataron a varios miembros de su familia. Ese mismo año murió Francisco Flores en una emboscada de la Guardia Civil no muy lejos de allí.

Pedro Flores escapó herido siguiendo la vida de bandolero, pero, cuando estalló el Alzamiento, pasó a ser Jefe de las Milicias Populares de Igualeja. Utilizó su poder para salvar al cura del pueblo y a varias personas de derechas, incluso protegió en persona la reliquia de la mano de Santa Teresa, depositándola en un convento de Málaga. A pesar de esto fue fusilado en 1937 sin que se la abriera causa judicial cuando fue convencido para que se entregara por esas mismas personas a las que salvó.

Hoy el cortijo es una ruina rodeada de una zona recreativa donde descansaban unos ciclistas, seguramente ajenos a esta terrible historia que acabo de contar. Hay muchas más en esta sierra.

Y nada más, después de 13 km y unos 400 m de desnivel, llegamos a los coches y volvimos para casa. Hasta otra.

Crónica: Joaquín Pascual     Fotos: José López

SENDEROS DE LA SIERRA DE GILENA (SEVILLA)

Martes, 18 de Enero de 2011
El domingo, 9 de enero de 2011, se realizó la primera ruta oficial del año con el club a la sierra de Gilena (Sevilla), provincia que no solemos visitar a menudo aunque sea la nuestra. Coordinadores: Antonio Antequera y Joaquín Pascual  

Nos juntamos 26 socios con ganas de senderismo, a pesar de que la previsión del tiempo daba algo de lluvia a partir del mediodía. Después de llevar los coches al Área Recreativa de la Cañada Honda, punto final de la ruta prevista, nos juntamos junto a la parroquia de la Inmaculada y empezamos a caminar hacia la parte alta del pueblo para acceder a la sierra. Pronto entramos en calor mientras subíamos por una pista entre olivos.

Llegamos a un poste de señales y giramos a la izquierda en dirección al mirador de la Acebuchosa por un bello bosque de pinos y matorral mediterráneo. Pronto estuvimos arriba y pudimos disfrutar de una extraordinaria vista de la campiña. En un poste habían puesto las distancias hacia diferentes puntos del planeta: Cataratas del Iguazú, Everest, Veleta…, lo que provocó la sonrisa de más de uno por la humorada.

Nos hicimos una foto de grupo y después dimos una vuelta por la zona, encontramos un destrozado vértice geodésico y unas ruinas, al parecer, bastante antiguas. Hecho esto emprendimos la bajada por otro sendero admirando los narcisos y alguna seta de apariencia fálica, lo que provocó la hilaridad del grupo.

Llegamos a la pista y tomamos de nuevo el sendero que iba bordeando la sierra haciendo revueltas entre pinos y montones de piedra. Poco a poco nos acercamos al límite con el término municipal de Estepa, mucho más desarbolado y donde había muchos cartuchos abandonados por los cazadores. A la hora prevista empezaron a caer algunas gotas que nos hicieron sacar paraguas y chubasqueros. Algunos almendros ya tenían sus característica flores blancas.

Con el Tajo Montero a la vista nos tropezamos con la carretera que une Estepa con Gilena y por ella bajamos unos cientos de metros, hasta dar con el sendero que sube al Alto del Jucarejo, máxima altura de la ruta de hoy. Fuimos subiendo dando lazadas hasta llegar a la parte alta sobre las dos de la tarde. En una zona llana nos dispusimos a comer y, cuando estábamos en ello, cayó un chubasco que nos hizo aligerar la colación. Seguimos hata una torre de vigilancia contra incendios y emprendimos la bajada hacia la Cañada Honda.

La bajada no era muy pronunciada pero el terreno estaba muy húmedo y con algo de barro, eso provocó algún resbalón sin mayores consecuencias. Sobre las cuatro dela tarde llegamos a los coches y con ellos nos acercamos al pueblo para ver el Nacimiento del Ojo. Una surgencia natural de agua que se encuentra detrás de la ermita de la Nuestra Señora de la Salud. Como es lógico, después de los dos años que llevamos de abundantes lluvias, el agua era la protagonista en este bello rincón de la Sierra Sur.

Y aquí terminó la visita a la sierra de Gilena. Fueron 11 km y un desnivel acumulado de unos 450 m, en cinco horas de marcha.

Crónica y fotos: Joaquín Pascual

La Ruta del Tempranillo

Viernes, 7 de Enero de 2011
El día 2 de enero no había programada ninguan ruta en el club, por eso propuse a unos cuantos ir a explorar la Ruta del Tempranillo, la había visto en el foro de Piedrasobrepiedra y que prometía ser interesante.        

Salimos de Dos Hermanas a las ocho y media y desayunamos en Arahal, después seguimos por Estepa hasta la salida de Casariche y luego a Badolatosa. Casi todo el camino habíamos ido entre la niebla pero, conforme avanzaba la mañana, se iba levantando.

Llegamos a Badolatosa y remontamos un poco por la carretera de La Roda para llegar a la presa del embalse de Malpasillo-Jauja, donde da comienzo nuestra ruta.

Pasamos entre dos monolitos de piedra con relieves del Tempranillo a caballo y empezamos a bajar hacia el embalse. El terreno estaba bastante embarrado debido a las recientes y abundantes lluvias.

Pronto llegamos al borde del pantano donde abundaban los carrizos y los tarajes. Atravesamos el cauce del arroyo del Pontón, donde dudamos un poco del camino a seguir, no hay muchas señales en esta ruta.

Después de cruzarlo, gracias a la ayuda de un hombre que cogía espárragos, tomamos, en una bifurcación, el sendero de la derecha que iba remontanto el arroyo por nuestra izquierda.

El senderillo estaba embarrado y muy cerca estaba el barranco que formaba el arroyo, de paredes casi verticales, por lo que había que andarse con ojo.

Después de un ratillo llegamos a otra bifurcación, a nuestra izquierda el cerro de la Cabrera, siguiendo el sendero que traíamos se llegaría a la ermita de la Fuensanta. Antes de la ermita teníamos previsto bajar al arroyo del Pontón para ver un puente natural labrado en los yesos del cauce. La mayoría decidimos subir al cerro y otro grupito se bajó para el arroyo.

Entre restos de minas de hierro abandonadas subimos al cerro de la Cabrera que, a pesar de su poca altura (449 m), tiene unas vistas estupendas de los alrededores. Allí, junto al vértice geodésico, nos encontramos a otro señor que nos estuvo explicando la historia de las minas y el terrible accidente sucedido a principios del siglo XX.

Había gran cantidad de lirios por todas partes, unos blancos y otros morados, mezclados, lo que todavía hacía al campo más bonito.

Después de un rato y las fotos de rigor, bajamos hasta el arroyo del Pontón para ver el puente natural, cosa que costó un poquito debido a lo resbaladizo del terreno.

La bajada merecía la pena porque el lugar es espectacular, incluso hay una leyenda que habla del milagro realizado por la Virgen para cerrar el barranco y que pudiera pasar una madre que llevaba su hijo enfermo al médico.

Después de la sesión de fotos correspondientes subimos hasta la cercana ermita de la Fuensanta, donde vimos las cuevas donde se refugiaba el Tempranillo, muy devoto de la Virgen, y donde fue indultado por el rey Fernando VII en 1832 a cambio de convertirse de perseguido en perseguidor de bandoleros. Esto le costaría al final la vida a manos de un antiguo compañero de partida en un cortijo cerca de Mollina.

En la ermita dimos cuenta de los bocadillos y seguimos hasta Corcoya, pequeña localidad que atravesamos para seguir por la inmediaciones del Cortijo de los Prados por pistas entre olivares, cambiando de dirección para volver al punto de inicio. Ahora íbamos rodeando el cerro de la Cabrera por el otro lado.

Llegamos a una zona de pinares y nos asomamos al borde de un tajo que daba sobre el río Genil con una caída impresionante. Espectaculares eran las vistas de sus meandros y de Jauja y Badolatosa detrás de ellos.

Poco a poco fuimos bajando al arroyo del Almendro para luego llegar a la bifurcación del principio junto al arroyo del Pontón. Ya por terreno conocido hicimos los últimos metros hasta la presa del embalse donde teníamos los coches.

En resumen, 14 km y unos 350 m de desnivel acumulado, una ruta muy variada y que nos había dejado a todos un buen sabor de boca. Como alguien comentó, una buena manera de empezar el año.

Crónica: J.P.A.       Mapa: club Santo Pitar        Fotos: José López