Archivo de Enero de 2012

TRAVESÍA POR LA SIERRA DEL ENDRINAL (GRAZALEMA)

Martes, 17 de Enero de 2012

Crónica: Joaquín Pascual             Fotos: Félix Caballero y José López

El sábado, 14 de enero, nos fuimos 14 socios y socias del club Señal y Camino de Dos Hermanas a la Sierra del Endrinal con la intención de hacer la primera ruta montañera del año coordinados por Manolo Sánchez y Joaquín Pascual. Incluía la ascensión a tres cumbres emblemáticas de esa parte del Parque Natural de Grazalema, pero la niebla se encargó de desbaratar nuestros planes y nos tuvimos que conformar con hacer una travesía que tampoco estuvo mal.
Aparcamos junto al camping Tajo Rodillo y empezamos a subir, no por el sendero normal que va al Llano del Endrinal, sino un poco a la derecha, dejando el Peñón Grande a nuestra izquierda, hacia donde está el campo de fútbol. Pronto cruzamos una portilla y entramos en una zona de repoblación. Abajo quedaba el pueblo de Grazalema.

Ya viniendo por la carretera habíamos visto que las cumbres de la Sierra de Grazalema estaban cubiertas, pero teníamos la esperanza que la niebla levantara en el transcurso de la mañana. Seguimos subiendo por una canal entre la cara norte del Peñón Grande y la Sierrecilla, buscando senderillos entre los plantones y los matorrales.

Llegamos a una fuente y aprovechamos la parada para quitarnos algo de ropa, que aunque hiciera algo de frío la subida nos había hecho entrar en calor. Después fuimos siguiendo la goma que salía de la fuente y pronto vimos un ruinoso pozo que en otro tiempo sería de nieve o, quizás, una calera.

Sorteamos una zona de matorrales y pinos acercándonos cada vez más a la base del Peñón Grande por donde se progresaba mejor, ya que había menos vegetación, de todos modos por esta zona sube muy poca gente.

Una vez arriba sólo nos quedaba una fácil trepada para acceder a un collado cerca ya de la parte más alta del Peñón Grande. La niebla, lejos de remitir, iba en aumento.

Cuando subimos todos nos dimos cuenta que la ascensión a la cima del Peñón Grande iba a estar muy complicada por culpa de la niebla, desde la antecima hay una cresta, corta pero muy aérea, que tiene algún pasito muy delicado donde no se puede fallar.

De todos modos decidimos llegar a la antecima y luego ya veríamos, por un gran lapiaz fuimos avanzando con cuidado porque la rocas estaban húmedas.

Una vez en la antecima vimos que la cima del Peñón Grande estaba más tiempo cubierta por la niebla que despejada, el viento de vez en cuando abría un hueco, que aprovechamos para hacer una foto, pero pronto se volvía a cubrir. Aunque había alguno dispuesto a intentarlo, acordamos entre todos que hoy no era el día apropiado para ello. Queda pendiente para otra ocasión.

Nos hicimos la foto de grupo en la antecima (1.299 m) que es solo 10 m más baja que la cima del Peñón Grande (1.309 m).

Después emprendimos la bajada con la intención de ir por arriba hacia el oeste y desembocar en el Puerto de las Presillas.

Pero la niebla nos volvió a jugar otra mala pasada y cuando nos dimos cuenta estábamos bajando al Llano del Endrinal. Ya puestos seguimos para abajo, porque la cosa no estaba para probaturas.

Venimos a salir al sendero que sube al Puerto de las Presillas poco después de pasar el Llano del Endrinal, y seguimos en esa dirección.

Llegamos a un rehabilitado pozo de nieve y hablamos para ver qué hacíamos, la idea primitiva era haber subido desde allí al Simancón, pero tal como estaba el día eso se veía una imprudencia, así que optamos por seguir hacia la Casa del Dornajo por si mejoraba algo el tiempo mientras tanto.

Llegamos al Puerto de las Presillas cuando más espesa estaba la niebla. Allí hay un poste de señales con indicaciones hacia el Puerto del Boyar y hacia Grazalema pero, curiosamente, no hay ninguna hacia la Casa del Dornajo.

Cuando estábamos cerca de la Casa del Dornajo -unas tristes ruinas de lo que fue un cortijo- la niebla se aclaró bastante y pudimos ver el paso que hay en el circo montañoso. Una alambrada y un portillo en ella es la referencia para subir desde la base, donde hay un difuso senderillo marcado con hitos.

Por una pedrera primero, y por rocas después, fuimos ganando altura rápidamente dando las lazadas oportunas para hacer más llevadero el desnivel.

Pero en cuanto llegamos arriba la niebla volvió a envolvernos y todo volvió a taparse. Pensábamos seguir hasta la Charca Verde con la intención de subir desde allí al Reloj y luego al Simancón. Empezamos a seguir un sendero que parecía ir en la buena dirección.

El sendero estaba muy bien marcado con hitos, pero pronto empezó a subir decididamente y, cuando llegamos a la altitud donde calculábamos que estaba la Charca Verde vimos que seguía subiendo. Paramos para ver qué hacíamos, si seguir o buscar otro sendero que siguiera esa cota sin subir tanto.

Decidimos olvidarnos de la Charca Verde y seguir el sendero hacia arriba, ya que mirando la brújula nos podía dejar en el Navazuelo, a los pies del Simancón. Esa, por lo menos, era nuestra suposición. Y, efectivamente salimos al Navazuelo y en un momento que abrió la niebla vimos el Simancón (1.569 m) y la gente que subía a su cumbre.

Eran cerca de las dos y media de la tarde, estábamos sin comer y hacía bastante frío. Descartamos lo de subir al Simancón para, a fin de cuentas, no ver nada. Todos los componentes del grupo ya habían subido en una o varias ocasiones a la segunda cima en altura del Parque Natural de Grazalema. Bajamos por el sendero normal y, en cuanto llegamos a una zona más resguardada, comimos rápidamente porque las manos se quedaban heladas.

Después de comer seguimos bajando y, cuando ya estábamos en el Puerto del Endrinal, cerca del final de nuestra ruta, la caprichosa niebla se disipó por fin y pudimos ver a placer el Peñón Grande.

Y también quedaron despejadas las cumbres del Reloj y el Simancón que hacía un rato estaban ocultas y en condiciones desfavorables para su ascenso. ¡Qué le vamos a hacer!

De todos modos nos salió una bonita travesía donde empleamos seis horas y media incluida la corta parada para el bocadillo. Por lo menos pusimos en práctica el instinto montañero y de orientación en un día con tanta niebla, uno de los mayores incoventientes para un montañero.

Un mapilla con la ruta aproximada que nos salió.

Hasta otra.